Hay veces que una sóla palabra, puede hacer que se estremezcan todos y cada uno de los músculos de tu cuerpo. Es como un jarro de agua fría que te tiran encima de la cabeza sin avisar, te quedas sin respiración por unos instantes, todo se para, se te olvida hablar y no sabes muy bien que decir.
Se suponía que todo había pasado, que después de la segunda operación ya estaba todo bien, pero las cosas de repente se complican y pasan de blanco a negro, sin ni tan siquiera dejarte hacerte a la idea. Ahi está, y hay que ser fuertes. No hay que ser egoístas y no se nos permite ni un minuto de flaqueza delante de ella. La noche ha sido larga. Todos son dudas y la resignación de que no tiene solución, más la que dejar que pasen los días y la radioterapia funcione. Mientras sólo queda el consuelo de pensar que todo saldra bien.
Sé fuerte, como siempre lo has sido.
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