La realidad es que todos sabemos que los regalos que más ilusión despiertan son los inesperados, aquellos que no tienen fecha de vencimiento, aquellos en los que un catálogo o un cartel brillante no han tenido nada que ver. Se ofrecen porque sí, porque todos los días merecen ser celebrados. Y se hacen con el corazón, no con la cartera. Los buenos regalos se preparan con sigilo y expresan amor, admiración o una combinación de ambos. No están hechos de euros sino de esmero e ilusión, y es exactamente eso lo que transmiten.
Los regalos que con más ilusión he recibido en mi vida han costado cantidades de dinero que tienden a cero. Están compuestos de sorpresa, de tiempo y de admiración. Han sido elaborados con cuidado y cariño, y es por eso que llegan hasta donde un collar o un perfume no soñarían con llegar ni en sus sueños más pervertidos.
Los regalos que con más ilusión he recibido en mi vida han costado cantidades de dinero que tienden a cero. Están compuestos de sorpresa, de tiempo y de admiración. Han sido elaborados con cuidado y cariño, y es por eso que llegan hasta donde un collar o un perfume no soñarían con llegar ni en sus sueños más pervertidos.
Dicho todo esto, hay regalos que no se pueden hacer sin ser a golpe de cartera, de rebajas y con una fecha justificable para despilfarrar semejante cantidad de dinero. Llamemoslo "CAPRICHO".
A estos últimos no pienso quitarles mérito ni mucho menos, me explico: necesitan igualmente sigilo para comprarlo, amor para regalarlo, admiración para hacer realidad un "deseo" y esmero, tiempo e ilusión para ahorrar lo que cuestan. Por todo y sinceramente; a mi me ha echo igual ilusión que los que tendían a cero y llegaban hasta donde un collar o un perfume no soñarían con llegar ni en sus sueños más pervertidos. MILA ESKER!
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