miércoles, 23 de septiembre de 2009

Un mundo feliz.


Un libro que me leía hace 5 años, con el paso del tiempo hasta las mismas palbras, puntos y comas se leen de difernte manera. Ahi va la sinopsis. El libro, recomendable desde luego.


La novela desarrolla su trama en un futuro 632 d.F. (año 2540 en el calendario cristiano; "d.F." = "Después de Ford"), donde las personas son incubadas y predestinadas desde que nacen para pertenecer a diferentes castas: Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones. Cada casta está destinada a realizar ciertas tareas: los Alfas son la casta superior, por lo que realizan los trabajos que requieren una mayor inteligencia, mientras que los Epsilones llevan a cabo los trabajos más duros y arduos. A pesar de ello, todo el mundo es feliz, porque, desde su misma concepción, los embriones han sido acondicionados y, desde que nacen, a los pequeños se les realiza hipnopedia mientras duermen para convencerlos de las ventajas de pertenecer a ese mundo y a sus castas; porque todas sus necesidades están satisfechas y porque en caso de sentirse mal tienen a su disposición el soma, una droga que es entregada por el Estado.
La novela presenta a Bernard Marx, un Alfa rechazado socialmente por no tomar soma y ser más bajo que los demás Alfas por un supuesto fallo durante su gestación y a Lenina Crowne, que al visitar una reserva de indios norteamericanos, se traen de allí a uno de los denominados "salvajes". Todo el planeta está unificado bajo un Estado Mundial, bajo un gobierno pacífico que ha eliminado la guerra, la pobreza, el crimen y la infelicidad al crear una sociedad de alta tecnología homogénea para todo el mundo, adquiriendo un estatus semi-religioso basado en los principios filosóficos de Henry Ford.
El Fordismo (que surge de Ford, deformación del apellido del conocido industrial estadounidense) forma la piedra angular de la nueva sociedad y formando la columna vertebral de la filosofía. La sociedad está estrictamente dividida en 5 clases, y todos los miembros de la sociedad están entrenados para ser buenos consumidores con el fin de fortalecer la economía.
El uso de drogas de placer se ha convertido en el pilar de la sociedad, y los ciudadanos toman regularmente tabletas de soma, una droga que hace que los consumidores de la droga sientan una felicidad absurda. Todos los niños se crean por embriones cultivados en laboratorios, y el destino de cada individuo es determinado mucho antes de su nacimiento.
Controlados estrictamente, los niños practican juegos sexuales entre ellos desde su más tierna infancia (un concepto del propio Sigmund Freud: la sexualización infantil) con el total consentimiento de los adultos, sin que éstos intervengan en dichos juegos, a excepción de reprender al que no quiera participar en ellos. Ese proceso elimina los conceptos de enamoramiento y seducción en su adolescencia y los de los noviazgos y compromisos sentimentales en su madurez, extirpando radicalmente la idea de crear una familia estable. Esto crea en ellos un comportamiento mecánico, impasible e indolente que perdura a lo largo de toda su vida, satisfaciendo sus necesidades sexuales sin negativa ni resistencia alguna por ambas partes, pero también sin afecto ni amor en sus relaciones, prevaleciendo un básico e instintivo deseo sexual pasajero que consuman con una enorme apatía.
Lenina Crowne, una empleada de laboratorio en el centro de incubación y acondicionamiento de Londres, es un ser conformista, la personificación de la nueva sociedad. Es atractiva, elegante, promiscua y su visión de la vida es producto del adiestramiento. Bernard es la antítesis de Lenina. A pesar de ser miembro de la casta superior de los Alfas, Bernard no es feliz con su vida y le desagrada la sociedad. Se siente profundamente inseguro de sí mismo y, aunque no lo sabe, es objeto de burla por parte de los demás debido a su rechazo hacia las normas sociales.
Lenina y Bernard hacen un viaje de ocio a Malpais, una reserva donde hay una sociedad “antigua” que no posee las características de la sociedad fordiana. Allí se encuentra Linda, una mujer miembro de la sociedad fordiana pero que por un accidente se queda en Malpais, y concibe a un niño, John. Mientras Lenina se escandaliza y horroriza por la sociedad escuálida y vivípara de Malpais, Bernard se encuentra fascinado por ésta y por John, quien tiene acceso a las obras de William Shakespeare, autor desconocido en el Estado Mundial.
John, al igual que Bernard es un marginado dentro de su propia sociedad y está deseoso de ver el mundo fuera de Malpais. Bernard acepta llevar a Linda y John de regreso a Londres, donde manipula la fascinación de la sociedad con ellos, para elevar su propia posición social. Bernard, en un revés del destino, es enviado a vivir junto con su amigo Helmholtz Watson en una de las muchas islas oscuras diseñadas para los Alfas que se salen de las normas sociales y son incapaces de conformarse con su vida.
En vez de matarlos, el controlador mundial los exilia allí para que vivan cómodamente entre sus iguales que persiguen sus mismas ambiciones en tranquila soledad lejos del resto del mundo y así evitan que estos creen problemas en el Estado Mundial. Después de atacar a Lenina, John se va de Londres, encontrando un viejo faro en la zona rural de Inglaterra al borde de un acantilado y se establece allí, donde intenta iniciar una nueva vida como un ermitaño. Desafortunadamente, al ser ahora una celebridad, es acosado constantemente por los periodistas, que le graban a escondidas como si de un documental sobre la vida de los salvajes se tratara.
Tras difundirse un vídeo de él autoflagelándose que es expuesto en el cine sensible (y que permite a la gente común experimentar el dolor físico, provocando una masiva movilización a los cines para sentirlo y generando una auténtica revolución), los visitantes van en grandes cantidades a verlo (entre ellos Lenina) para que le enseñen a sentir más dolor, pero un día en que llegan al faro descubren que John (hastiado por el acoso al que estaba siendo sometido, horrorizado y asqueado con la sociedad fordiana y sus ciudadanos) se ha suicidado ahorcándose.

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